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Todas las entradas por: "Carmen Gonzalez Sevilla"

    SENDEROS

    por Carmen Gonzalez Sevilla / 29th octubre, 2014 / Sin categoría / No hay comentarios

    SEÑALIZADOS

     

                Sendero Mina de Mena-Macenas.

                Antes de su construcción, no se podía llegar andando a la playa de Macenas a no ser que te jugaras la vida durante algo más de un kilómetro por la cuneta de la carretera de Carboneras. Este sendero, que se inicia en la rambla de Alfaix, junto al Hotel Best Indalo, en el extremo sur del Paseo del Mediterráneo, planea sobre los acantilados y llega hasta la antigua mina de Mena, de la que se extraía hierro, y luego a Macenas. Una vez pasado el castillo del mismo nombre, hay dos opciones, una, seguir junto al mar por un camino de tierra y llegar hasta el chiringuito Manaca, pasando antes por la Torre del Peñón o Pirulico, el chalé La Rosa de los Vientos y la Playa del Elefante; y la otra, tomar un camino que se inicia frente al chiringuito de Macenas, justo después de cruzar la rambla de Sopalmo, que asciende y asciende hasta dos observatorios desde los que se aprecia una panorámica de gran belleza.

     

    Sendero de las Huertas de Mojácar

                La verdad es que no todo es desierto en Almería. Existen parajes como éste de las huertas donde la vegetación apenas encuentra sitio para crecer. Sin duda se debe a la gran cantidad de agua que atesora Sierra Cabrera en sus entrañas. La Fuente de Mojácar, además de ser un lugar histórico, proporciona agua durante todo el año todos los años desde que el mundo es mundo. Nadie recuerda que haya dejado de fluir por culpa de ninguna sequía. Fluye constantemente y toda esa agua se aprovecha para regar y mucha gente, además, la utiliza para beber porque lo cierto es que está muy buena. El sendero nos muestra este mundo interior plagado de frutales como nísperos, naranjos, mandarinos, limoneros, aguacates, olivos y toda clase de flores silvestres. En su recorrido circular pasa junto a Mojácar la Vieja, un cerro con forma de pirámide que debe su nombre a que allí se estableció el primer asentamiento humano que más tarde se convirtió en Mojácar. Entre las piedras podemos encontrar montones de restos arqueológicos.

     

    POR LIBRE

                Senderos no señalizados, casi nadie los conoce salvo nuestras amigas de la Oficina de Turismo y los residentes en Mojácar, por lo que no suelen tener mucho tránsito.

    Subida al Picacho

                Si os fijáis bien en la orografía que rodea al pueblo, veréis que en la parte alta, muy por encima de las casas, hay unas antenas de televisión. Ese es el Picacho. Desde allí, las vistas son sencillamente espectaculares. Para llegar, podéis dejar el coche en la Plaza del Rey Alabez y subir por la calle Fuensanta, junto al colegio Bartolomé de las Casas, que se encuentra en esa misma plaza. Y ya está, os espera una bonita subida. También se puede recorrer en coche pero no tendría tanta gracia. Los algarrobos, los almendros y los pinos carrascos, junto con atractivos cortijos abandonados, serán vuestros compañeros de ruta hasta arriba. En un punto determinado del camino, concretamente en una curva hacia la izquierda, sale otro camino hacia la derecha, muy deteriorado y con gran pendiente, que llega a un manantial rodeado de eucaliptos gigantes donde viven cangrejos rojos, y pasa junto a una mina de agua; aunque se trata de una propiedad particular, la cabra siempre tira para el monte y si nuestras intenciones son buenas, por ejemplo, un sencillo amor a la naturaleza, merece la pena arriesgarse, entre otras imágenes de gran belleza, podréis contemplar una postal del pueblo que no se suele encontrar en los expositores. Suerte.

     

    Rambla de Sopalmo

                Sopalmo es una preciosa pedanía de Mojácar situada en la carretera de Caborneras, a unos diez o quince minutos en coche desde estos apartamentos. Recordad este nombre porque tiene muchas cosas que ofrecer. Un cortijo es un cortijo, y una cortijada es un conjunto de cortijos agrupados, y eso era Solpamo en su origen. Junto a él pasan dos ramblas, la que lleva su nombre, que desemboca en la Playa de Macenas, y la de La Granatilla, (la de las playas secretas). Contrariamente a lo que pudiera parecer, y aunque las ramblas solo aspiran a ser ríos cuando llueve que lo vives, en su interior siempre llevan agua. Por ese motivo en Sopalmo se construyeron en su día tantos cortijos y cortijadas, por la abundancia de esa riqueza líquida que le da tanta vidilla al campo. El paseo que os propongo puede iniciarse en el mismo castillo de Macenas, pero no es necesario a no ser que lo hagáis en bici. Si vais en coche, podéis dejarlo frente al único bar del pueblo a fin de hacer un rápido recorrido entre las calles (no más de dos o tres minutos), los vecinos las han llenado de macetas y han hecho de Sopalmo un lugar realmente atractivo. El bar se encuentra a la izquierda según se va a Carboneras, a la derecha está la fuente y un camino asfaltado que también podéis bajar en coche si en los márgenes de la carretera no veis ningún sitio libre para aparcar. Y mi propuesta es caminar hacia arriba, por el camino de la rambla, y seguir subiendo hasta que camino y rambla se dividen. En ese punto se inicia una cuesta muy seria que después de seis o siete curvas se lo toma con más calma dando paso a un mundo de valles, cortijos abandonados y a un tiempo que parece transcurrir a una velocidad mucho más lenta. La experiencia es visual, geológica, olfativa, auditiva, fotográfica y mística.

     

     

                Camino del Río Aguas

    Hay dos, uno asfaltado y el otro de tierra. El de la derecha según se mira hacia el oeste es el que toman los camellos en sus excursiones diarias. Es un recorrido corto, de apenas un kilómetro, pero suficiente para comprobar hasta qué punto es intrincada la vegetación que crece en esta desembocadura. Acaba en una cantera, pero desde allí, si uno lo desea, pude seguir caminando a la vera del cauce. Si camina mucho llegará a Turre, pasando junto a alguna que otra escombrera hasta aquí de basura. Pero mucho antes de eso nos encontraremos a la izquierda el cerro de Mojácar la Vieja, tras pasar bajo el puente de la carretera. No hay senderos para subir, pero es fácil hacerlo, yo lo hice con dos niños, uno de ellos, Ernesto, con cuatro o cinco años. Las laderas están llenas de restos arqueológicos y en lo alto queda mucho de algo que en su día fue un aljibe.

    La buena noticia es que en 2014, la Concejalía de Turismo de Mojácar ha aprobado la ampliación del Sendero de las Huertas, prolongándolo hasta los humedales del río Aguas, justo lo que yo decía más arriba, y que en dichos humedales quieren construir un observatorio ornitológico, humilde idea que les propuso sabiamente uno de los responsables del Gran González.

     

     

     

    Camino a las antenas.

    ¿Qué senderista aconsejaría un recorrido asfaltado para ver unas antenas de telefonía móvil y escuchar el constante runruneo de los transformadores? Vale, pues llamémosle paseo con vistas. Está muy cerca del GG, de hecho, si os asomáis a las terrazas y miráis hacia el oeste, veréis el cerro y las antenas. Lo descubrimos gracias a Sandra y Pegaso. Se puede ir en coche sin ninguna clase de remordimiento. A pie, entre ir, ver y venir, se tarda alrededor de una hora y media. Calle Miguel Hernández hasta arriba, calle Murillo hasta el final, sabréis que es final porque hay una fachada muy alta y un cartel que reza, Altos del Cantal. A la derecha desciende la calle Picasso, pasamos de Picasso, mejor por la izquierda, veinte metros a lo sumo, entonces, a la derecha, se toma la calle San Isidro, y hasta que bajéis una tremenda cuesta y lleguéis a un cruce, donde la dirección correcta es derecha (por cierto, aquí empieza el camino que llega casi al pueblo y que, si sabéis utilizarlo, os puede librar de grandes retenciones veraniegas en el Paseo del Mediterráneo). Se cruza un puentecito sobre la rambla de la Maquisa y entonces comienza la verdadera ascensión (si en lugar de ascender giráis a la derecha en el siguiente cruce, llegaréis a la gasolinera o un poco más arriba porque la carretera se bifurca al final). En dicho cruce hay un cartel azul en forma de flecha donde puede leerse “B&B CASA DE LOS ARCOS”. La flecha indica el camino y la intuición os dirá que sigáis subiendo sin preocuparos de la pendiente y sin caer en la tentación de girar a la izquierda en el primer desvío ni a la derecha en el segundo. La Casa de los Arcos es un callejón sin salida y queda a la derecha. Antes de llegar, veréis casas muy chulas como el Cortijo Azahara. El camino asfaltado acaba justo en las instalaciones radioeléctricas. Se trata de la cúspide de un cerro con vistas al mar y a uno de los barrancos más pronunciados de la sierra; una espectacular visión de conjunto de toda la zona del Cantal y, por el otro lado, una silenciosa panorámica de Sierra Cabrera.

    Desde ahí se inicia un sendero apenas intuido entre la maleza que llega hasta los picos más altos.

     

    UN POETA DE ORIHUELA Y UNA CUESTA

    por Carmen Gonzalez Sevilla / 27th octubre, 2014 / Sin categoría / No hay comentarios

    El tema más recurrente en los comentarios negativos que recibimos, que no son tantos, se refiere a la cuesta de la calle Miguel Hernández. Esa cuesta no es uniforme ni continua, algunos repechones resultan especialmente cansinos y hacen de ella un lugar realmente inolvidable, sobre todo para las chicas con tacones. Sin embargo, hay que reconocer que no son las chicas quienes más se quejan, este verano por ejemplo, nuestra amiga Aída publicó en su face una foto suya junto a la rampa más pronunciada de Miguel Hernández. Podríamos titularla: “Retrato de Aída con cuesta de fondo”. Aída se quedó tres noches más de las previstas porque nunca encontraba el momento adecuado para irse de Mojácar. Recontando los comentarios negativos a propósito de la cuesta, resulta que son los chicos quienes más la sufren. Pero somos incapaces de interpretar este hecho.

    Hace poco leí en un blog de viajes que las playas y calas más atractivas del Cabo de Gata exigen un gran sufrimiento a sus visitantes, el de llegar hasta ellas. Pensemos en la Playa de los Muertos y en la Cala de San Pedro, o en la pequeña y recóndita cala de Piedra Negra, cuya ubicación exacta prometí no revelar nunca. Y es verdad. Ese sufrimiento forma parte de su encanto y de su embrujo. Hay una página que se llama Almería embrujada, con eso lo digo todo.  A veces, llegar a algunas de esas calas y playas puede resultar tan doloroso como escalar la calle Miguel Hernández. Porque si bajas a los Muertos con la nevera portátil, la sombrilla, las toallas, los bocadillos, los niños y tu cuñado el quejica, cualquier cosa, incluso ir a una notaría, te parecerá más placentero. Pero lo haces, lo sufres, porque sabes lo que te espera. Si no fuera por la poética cuesta del autor de El rayo que no cesa, todo lo que habría a nuestro alrededor serían fachadas y el ruido de niñas y niños bañándose en piscinas. En cambio, si nuestros vecinos no son muy ruidosos, gente que, como tú, ha venido para disfrutar de Mojácar, el ruido ambiente será ninguno. El del campo propiamente dicho. Pájaros, cigarras y otros bichos que vuelan, una sinergia de sonidos que conduce directamente a la calma. Y claro, tampoco podríamos ver el mar. Pero el mar está ahí, ahora mismo lo estoy viendo.

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                                Ahora mismo lo estoy viendo.

    TURISMO DE PAREJA

    por Carmen Gonzalez Sevilla / 12th octubre, 2014 / Sin categoría / No hay comentarios

    Hemos asistido a cursos, charlas, conferencias, coloquios y reuniones de trabajo, hemos leído manuales e infinidad de artículos, hemos visto documentales y debates en televisión, y conversado con numerosos colegas, y nunca hemos oído ese término. Turismo de playa, turismo de interior, turismo de negocios, turismo rural, turismo ecológico, enológico, activo, cultural, comprometido, religioso, incluso turismo con una determinada orientación sexual, y turismo de guerra o de borrachera, médico y de aventuras, en fin, supongo que el último que se podría añadir a la lista sería el turismo emigrante. También se habla de turismo familiar, dando por hecho que todas las parejas son familia. Y es posible que lo sean, porque a lo mejor llevan veinte años casados y tienes tres hijos, pero no significa nada desde el momento en que organizan una escapada romántica a Mojácar precisamente sin niños. De repente, se convierten en una entidad turística que no es familia ni es grupo, y vale, vienen a Mojácar o se van a Córdoba, o viajan para asistir a una manifestación en Madrid, o proceden del Reino Unido y están aquí para curarse los riñones o el espíritu…, su actividad turística podría encuadrarse en cualquiera de los capítulos especificados, pero son un fenómeno en sí mismo y habría que estudiarlo con más detenimiento. Porque Mojácar es el destino perfecto para esta clase de viajeros. Puede que el romanticismo esté más asociado a ciudades como París, Roma o Lisboa, ¿y quién si no un tonto renunciaría a viajar con su pareja a cualquiera de ellas?, un romanticismo cargado de historia, arte, melancolía y visitas guiadas, de colas kilométricas para entrar al Louvre, de terrazas atestadas, camareros que tardan y la Torre Eiffel. Bueno, en Mojácar tenemos otra torre, la del Pirulico o Torre del Peñón, que podría ser tataratatarabuala de la francesa, y ese aire de tolerancia y buen rollo al que muchos llaman embrujo. Pero, ¿qué es el embrujo y de qué modo afecta al turismo de pareja? Sin duda, el concepto está relacionado con el espíritu, la zona invisible de nuestro cerebro a la que no llegan los microscopios y sobre la que el “embrujo” ejerce siempre una influencia positiva. Por eso, los primeros turistas de Mojácar fueron los hippies, (turismo hippie), entre los que había toda clase de artistas e intelectuales y algún que otro ladrón de guante blanco, quienes descubrieron que uno de los pueblos más septentrionales de la costa almeriense no era solo paisaje y no era solo clima. Había algo más. Una atmósfera benigna, una sensación constante de bienestar, una manera de entender el Mundo, una filosofía de vida, una gracia indefinible, un no sé qué asociado a la mágica influencia de las cosas sencillas de la naturaleza. Y cuando la experiencia de Mojácar se vive en pareja, no es raro que se implemente el amor y se diluyan los desencuentros. Puede que suene cursi, pero es así. El embrujo actúa sobre la pareja como un catalizador de emociones. Desde ahora, propongo un nuevo Indalo para los meses menos calurosos del año, podréis verlo en la foto si es que el dibujo sobre la arena me sale bien. Más cursi y auténtico, imposible.

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    FIN DEL VERANO

    por Carmen Gonzalez Sevilla / 6th octubre, 2014 / Sin categoría / No hay comentarios

    En Mojácar, cuando el otoño invade nuestros corazones y se desmenuza en nuestras conciencias, la vida recupera su latir pausado e intimista. La estación estival se prolonga más allá de Septiembre con la tozudez de un enamoramiento, y hasta finales de Octubre, el otoño es solo conceptual, un mero dato astronómico sin apenas consecuencias para el clima. Sin embargo, de la precipitación y el jolgorio pasamos a la calma; del “postureo” y la música electrónica, al paisaje; de la intensidad, el grito, el agotamiento y las resacas, a una sencilla conversación. Los días son más cortos pero el tiempo interior se alarga, y las cosas que nos rodean adquieren la pátina de la verdad. Es entonces cuando la muy noble ciudad de Mojácar se vuelve más auténtica, reveladora y hospitalaria, más a nuestra disposición. Todos los chiringuitos siguen abiertos hasta mediados de Noviembre, algunos incluso ni siquiera cierran, y las playas transmiten sensaciones del pleistoceno, de cuando el hombre y la playa suponían un acontecimiento único. La mujer y el hombre enfrentados al mar y a ellos mismos, como seres individuales y como entelequia de unidad, aventurándose en una experiencia de pura comunión. Muchas veces nos buscamos en los espejos de nuestras casas sin ningún resultado reseñable, no nos encontramos porque sencillamente no estamos allí. De hecho, la mayoría de las reservas que recibimos a partir del 10 de Septiembre se inician en ese acto tan cotidiano y eventualmente terrorífico. La asociación de ideas suele ser espontánea, no me encuentro en el espejo, ergo, Mojácar. Pues nada, que así sea.

     

     

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    LA MAQUISA Y LOS PERROS

    por Carmen Gonzalez Sevilla / 27th septiembre, 2014 / Sin categoría / No hay comentarios

    Cuando os alojéis en alguna de nuestras casas y os asoméis a las terrazas del lado norte, la del dormitorio y la del salón respectivamente, veréis una gran extensión de campo coronada por la imponente Sierra Cabrera. Entre las colinas y los cerros que la componen discurre la Rambla de la Maquisa. Hace poco tuve ocasión de charlar con un mojaquero de toda la vida, el dueño de Piensos Jabalí y Jarapas La Maquisa, ambos negocios situados en la carretera que sube al pueblo, el uno al lado del otro, y aunque el muchacho desconocía que la rambla que desemboca en la playa Vista de los Ángeles se llama así, la Maquisa, me contó el origen del nombre. Resulta que un día, hace como un millón de años, apareció en la famosa fuente del pueblo una mujer lavando trapos. Hablaba poco tirando a nada y todo en ella era un misterio. Lo único que hacía era lavar a cambio de mendrugos de pan con caballa, a cualquier hora del día y de la noche, incluso dormía allí, apoyada en una almohada de ropa, como si una fuerza invisible la retuviera. Dicen que con el tiempo, la sosa cáustica que contenían los jabones de aquella época le otorgó a su piel una cualidad transparente y acuática, y que su cuerpo se adaptó de tal forma a la postura de lavandera que, aunque se pusiera de pie, parecía seguir lavando. Y un día, de repente, ya no estaba, desapareció, y a nadie le dio por buscarla porque, en el fondo, a todos les pareció lógico. Los parroquianos y parroquianas de Mojácar sabían que era real porque la habían visto con sus propios ojos (algunas abuelas y abuelos todavía pueden dar fe), sin embargo, lo único que quedó de ella fue el misterio y la duda, ¿la habían visto realmente? Nunca se supo de dónde vino ni a dónde se fue, no se conocieron sus apellidos ni el nombre de sus padres, y poco a poco la leyenda fue transformándola en una especie de ninfa. Un ser que surgió del agua y que acabó fluyendo con ella.

    Pues bien, si venís con vuestras mascotas, la rambla de la Maquisa es un lugar perfecto para pasearlas sin necesidad de llevar ninguna bolsa encima. El pequeño sendero se inicia por encima de la pista de tenis. Con un poco de suerte, podréis ver una tortuga, un camaleón, un erizo o un incluso un jabalí. Junto al cauce hay un cortijo habitado exclusivamente por perros. A veces, sin venir a cuanto, en plena noche, se ponen todos a ladrar a cuál más desesperado, como si la Maquisa en persona anduviera cerca.

     

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    AL CIELO DE MOJÁCAR NO LE GUSTAN LAS NUBES

    por Carmen Gonzalez Sevilla / 25th septiembre, 2014 / Sin categoría / No hay comentarios

    La página del Instituto Nacional de Meteorlogía lleva más de una semana anunciando lluvias para hoy en esta zona, pero al cielo de Mojácar, por lo visto, no le mola la lluvia. Apreciamos nubes de tormenta muy al sur, y amenaza de lluvia al norte, incluso hay un gran nubarrón gris oscuro sobre Sierra Cabrera, pero el azul sigue siendo una constante justo encima de nuestras cabezas. No digo que nunca llueva, solo que es muy raro, de hecho, si desde hoy contamos hacia atrás, digamos doce meses, nadie recordará una lluvia como Dios manda. La ciencia de la meteorología se topa una y otra vez con este cielo que repele el mal tiempo. Cuando la previsión es del cien por cien, o sea, sí o sí, es posible que nos acordemos de los paraguas durante unas horas, y que incluso caigan cuatro gotas, pero serán eso, cuatro gotas, cinco a lo sumo, que no sirven ni para regar macetas, y que lo suelen poner todo perdido, de tierra, porque en el cielo de Mojácar hay un desierto. 20140925_143042[1]

    MANDALA MONDEY

    por Carmen Gonzalez Sevilla / 25th septiembre, 2014 / Sin categoría / No hay comentarios

    Y encuéntrala por ejemplo un lunes. Resulta que en Mojácar, en verano, el fin de semana se alarga hasta decir basta. No es raro que un martes parezca un sábado o que al miércoles se le llame viernes. Y no es solo que se pierda la noción del tiempo, es que la fiesta y la playa, incluso la peña, parecen las mismas, como si para ellas no corrieran los días ni las semanas ni los fines de semana. Hoy he sabido por ejemplo que existen los Mondays, todo un esfuerzo del Mandala para desatascar viernes y sábados. ¿Quién quiere ir a una discoteca para no bailar y para ver como los demás tampoco bailan? Ni siquiera se puede ejercitar el postureo. Hay tan poquito aire entre un parroquiano y otro que una simple mosca moriría asfixiada. Así que, no se pueden organizar fiestas, porque nadie las disfrutaría. Los benditos Mondays consisten en todo lo contrario, algo que solo se puede conseguir en verano. Fiesta de lunes a jueves, aire libre entre los cuerpos, posibilidad de bailar e incluso de ir al baño. Sin contar con que para una ola, todos los días son domingo.

    EN NUESTRO INTERIOR SIEMPRE HAY UNA PERSONA DE VACACIONES.

    por Carmen Gonzalez Sevilla / 23rd septiembre, 2014 / Sin categoría / No hay comentarios

    ENCUÉNTRALA EN MOJÁCAR.

     

    Hola, compañeras y compañeros de viaje. Es verdad, en nuestro interior siempre hay alguien deseando salir fuera en chanclas, y pasear sus bermudas, sus pareos y sus pamelas por playas, chiringuitos o calles exóticas, dejarse llevar por el suave balanceo de las tumbonas, almorzar y cenar sin prisas, abrir un libro o una revista sin tiempo de caducidad, levantarse tarde o no levantarse, en fin, todo lo que solemos hacer cuando no tenemos nada que hacer, y a lo largo de estas páginas trataremos de descubrir dónde se encuentra ese ser tan inteligente que nos habita.

    Buscaremos en playas familiares, algunas de ellas con bandera azul, playas accesibles donde el Ayuntamiento de Mojácar habilita sillas de ruedas para circular por la arena, sillas anfibias, un invento que parece sacado de la ciencia ficción, traído directamente de una nave espacial; pero también en playas vírgenes y en playas secretas, así como en pequeñas calas prácticamente inaccesibles.

    Recorreremos los chiringuitos más famosos y los menos conocidos, puede que nos encontremos en la discoteca Mandala o puede que no, porque no todo se reduce a eso, la fiesta es tan amplia y tan continua en Mojácar que es difícil caminar por la algunas calles sin seguir el ritmo de la música.

    Demostraremos en nuestra búsqueda que no somos ese tipo de viajeros que suelen firmar su estancia con ruidos innecesarios y otros vandalismos. Indagaremos en el fondo de los mojitos y sobre el mar, por si estamos realizando alguno de los innumerables deportes acuáticos que nos ofrece Mojácar. Viajaremos a Mesa Roldán, entre cuyos acantilados se encuentra la Playa de los Muertos, y más allá, a las entrañas del Cabo de Gata. Las Negras, el Playazo de Rodalquilar, las minas, el pueblo fantasma ahora vallado, La Isleta del Moro, San José, Mónsul, Los Genoveses, el propio Cabo de Gata en persona.

    Amigas y amigos, no lo dudéis, vuestro yo de vacaciones se esconde en Mojácar.

     

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